jueves, 14 de octubre de 2010

Nuestros achaques





Nicolás continúa enfermito, su gripa se ha ido transformando poco a poco en una tos terrible, pero al menos siento que ya se está mejorando. Yo por mi parte también me enfermé (eso de cuidar a un bebé enfermito irremediablemente termina en contagio), pero además de darme gripa, tuve la suerte de contraer un virus en el ojo.

Todo empezó el lunes por la noche, cuando sentí que tenía algo en el ojo... no le di mucha importancia, así es que me fui a dormir, al día siguiente desperté con el ojo adolorido y un poco hinchado y conforme fue pasando el día comenzó a molestarme más. El miércoles de plano decidí ir con la oftalmóloga pues mi ojo, aunque ya no me dolía, estaba más hinchado y me lagrimeaba todo el día.

La doctora me dijo que lo que tenía era viral y que lo más seguro era que Nicolás me lo haya contagiado en una de las tantas veces que estornudó en mi cara (que fueron bastantes, y el pobre hasta escupía como aspersor) o que de plano me haya tocado el ojo con sus manitas babeadas. Yo creo que la causa fue la primer opción. Total que el virus famoso estará molestándome durante al menos 2 semanas y hay posibilidades de que cuando se mejore, el otro ojo presente síntomas de contagio, así es que ya me estoy haciendo a la idea de que estaré con el ojo de boxeador al menos por un mes.

Por lo pronto me estoy poniendo unas gotitas que, según dijo la doctora, me ayudarán con las molestias, pero que no me van a curar por completo, pues al parecer estos virus son muy perseverantes... hasta ahora no he visto mucha mejoría para ser sincera, pero como la oftalmóloga me previno de que el asunto es muy contagioso he estado limpiando todo (sábanas, toallas, trastes) y lavándome compulsivamente las manos para que a Nicolás no se le infecten sus ojitos (y tampoco al papá de Nicolás).

Así es que esta semana hemos estado en encierro domiciliario esperando estar mejorcitos para el fin de semana pues, como ya les había echado el chisme, saldremos de la ciudad y eso de viajar enfermos no está nada padre.

Padeciendo de un ojito, se despide La mamá de Nicolás.

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