El tío Feli era una gran persona (no solo en tamaño, también en corazón)... ya en algún otro post había comentado sobre él. Hermano mayor de la mamá de La mamá de Nicolás, esposo de la tía Dora, papá de la madrina de Nicolás y de sus hermanas y padrino de La mamá de Nicolás.
Hoy nuevamente pensé en él...
Esta mañana fui otra vez a la Universidad para iniciar el nuevo curso de mi maestría, para variar llegué un poco tarde pues no me acostumbró a organizar mis mañanas ahora que está Nicolás en mi vida. Como es la costumbre del grupo, a las 10:30 a.m. nos fuimos a desayunar a la cafetería y nos sentamos todos en una gran mesa para poder conversar (o coloquialmente, echar el chal). Hoy me tocó estar sentada junto a Tony una linda compañerita que derrama amor y ternura por donde va (muy buena estudiante, muy comprometida), quien me comentó que había estado leyendo mi blog y que no me había dejado algún comentario pues prefería dármelo en persona.
Resulta que el pequeño de Tony fue paciente del tío Feli (para los que no lo sabían era pediatra) y leyendo el post de Pediatría Práctica para Papás (un pequeño manualito que escribió mi tío) descubrió que teníamos parentezco. Como siempre ha ocurrido, recibí muy buenos comentarios sobre él, lo cual siempre me da mucho gusto, he encontrado en el camino muchas personas que apreciaron y extrañan a Feli tanto como yo que uno de los primeros días de tener a Nicolás en casa con todas las paranoias que dan cuando eres mamá primeriza, me puse a llorar desconsolada (un poco de depresión postparto) pues deseaba poder tener a Feli cerca para pedirle consejo y que me guiara un poco en esta aventura que comenzábamos Nicolás y yo... ese día lloré sin parar toda la tarde.
Hoy pienso que las cosas, por más tristes y difíciles que sean (como haber perdido a Feli hace 2 años), siempre nos dejan un aprendizaje y, además, te ayudan a hurgar en la memoria y recordar todos los momentos gratos que te hicieron amar a una persona. Hoy recuerdo con alegría los días que Feli nos preparaba hot cakes para desayunar (cuando venía a visitarlos), los viajes que realizabamos junto con el resto de la familia, las navidades, los eventos especiales; las millones de veces que nos hizo reír con sus chistes, bromas y comentarios; los juegos de los Cowboys, la pasión por el Atlante, el amor a los perros... el día de mi boda (a la cual asistió ya en silla de ruedas y acompañado por uno de sus enfermeros).
En fin, hoy nuevamente me encontré recordándolo y pensando que aunque no sea en este mundo el pediatra de Nicolás, lo cuida todos los días desde el cielo y creo, con todo convencimiento, que se ha convertido en el ángel de la guarda de mi bebé, así es que eso me hace sentir feliz y tranquila.
Hoy nuevamente pensé en el tío Feli y me alegré de recordarlo y de que lo recuerden.
Besos al tío Feli, de La mamá de Nicolás.
1 comentario:
Muy bonitas palabras...y el mejor angel de la guarda que Nicolás podía tener
Publicar un comentario