Me parece que en algún otro post ya les había comentado que el papá de Nicolás es FANÁTICO del football, en realidad le gustan todos los deportes, pero el que tiene ganado su corazón, sin lugar a dudas, es el soccer. Desde que era muy chiquillo ya le gustaba formar parte de la afición, aunque a su papá (el abuelo de Nicolás) la verdad eso no le llamaba mucho la atención... debido a que el chamaco (el papá de Nicolás) mostraba un gran interés por el susodicho deporte, y debido a que el abuelo de Nicolás era 100% universitario, pues hubo que inculcarle el amor por los Pumas. Así fue como el papá de Nicolás ha tenido el corazón azul y oro hasta el día de hoy. Por supuesto, como buen fanático, no se conforma con el torneo mexicano, cuando puede ve todas las contiendas internacionales, la Eurocopa, La Champions, La copa Libertadores, etc., etc.
Como habrán de imaginarse el Mundial es como una especie de ritual que cada cuatro años ocupa la mente del papá de Nicolás en muchos sentidos y bueno, ahora que sabíamos que nuestro pequeño niño nacería justo en un año mundialista, pues su papá fue más que feliz. Compramos el album del mundial, buscamos una playera de la selección pequeñita (sin éxito alguno), hemos visto casi todos los partidos y el papá de Nicolás se ha encargado de dar cátedras de tan preciado objeto del deseo.
Lamentablemente nuestra "querida" selección perdió contra Argentina en los octavos de final y el papá de Nicolás estuvo muy deprimido ese domingo, lo bueno fue que una de sus selecciones consentidas llegó a la final: la famosa Naranja Mecánica (como quien dice la selección de Holanda). Como el tío de Nicolás (el hermano menor de su papá), también se considera fan de este equipo, se dió a la tarea de comprarle a Nicolás una playerita de Holanda para que la portara el día de la final... y así fue, este domingo 11 de julio todos nos reunimos en nuestra casa para ver el partido esperado... todos apoyando a la selección de los países bajos, todos menos la mamá de Nicolás que desde el inicio del mundial predijo (como el famoso pulpo Paul) que ganaría la furia roja.
La historia ya se la saben, el pulpo le atinó a la predicción y ganó la contienda España (y la mamá de Nicolás ganó una rica comida). Mis pobres niños estuvieron muy tristes por su derrota (dígamos que el papá de Nicolás se sintió triste por los dos) y así fue como concluyó el ritual de este año... el papá de Nicolás triste por la selección tricolor, por la naranja mecánica y porque ya no habrá más partidos mundialistas, la mamá de Nicolás muy contenta porque ganó su apuesta y ya no tendrá que ver tantos partidos (por ahora) y con Nicolás sin entender nada pero fascinado con la tele, a la cual no deja de ver con los ojos bien abiertos y muy atento (no sé qué le llamará la atención, supongo que las luces).
Ahora esperarmos pacientes el evento del 2014 en Brasil, mientras tanto se despide La mamá de Nicolás.
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