Como saben, recientemente estuve cursando un taller online llamado "El arte de la tontería". La semana pasada, después de 30 hojas de trabajo, colores, recortes, risas y, sí mucha ociosidad jejeje, el taller terminó, pero me da gusto reconocer que me quedo satisfecha e inspirada pues gané dos premios con mis creaciones tontas jejejeje (ahora solo tengo que esperar a que lleguen por correo y cuando suceda se los presumo).
Lo que me gusta de haberme dado esta oportunidad (aún cuando tenía como medio millón de cosas que hacer) es que pude visitar a ratos mi infancia, buscar inspiración en lugares innesperados y, además, poder utilizar mi experiencia y aprendizaje en el diseño de mis clases... este semestre mis alumnas de Estartegias para el Estudio y la Comunicación se han unido al arte de la tontería. No saben cómo me divierto revisando sus trabajos, de verdad ha sido muy gratificantes.
Así es que la tontería cintinua y espero que así sea por un buen tiempo, pues pienso que siempre es conveniente ejercitar nuestro cerebro, llamar a la creatividad para que salga a jugar y, quién sabe, a lo mejor un día una tontería se convierta en una gran idea y podamos innovar algo.
Y mientras el arte de la tontería sigue su curso, se despide La Mamá de Nicolás.
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