Este fin de semana nos la hemos pasado genial. Como era el último de la temporada de calor, por eso de que ya entra el otoño, el sábado decidimos organizar una reunión familiar con alberca, hot dogs, botana y refrescos (una que otra cerveza también). La verdad es que siempre que nos reunimos con los tíos de Nicolás (el hermano, tíos y primos de su mamá) nos la pasamos bien... platicamos mucho, nadamos y nos divertimos mucho. Nicolás siempre es feliz en la alberca.
Por la noche Nicolás se fue a casa de sus abuelos (los papás de su papá) a dormir y nosotros nos fuimos con sus tíos a disfrutar de una noche de karaoke. Confieso que tengo una gran debilidad por cantar horrible ante un público, jajajaja, me encanta ir al kareoke, sobre todo cuando van mis primas o mis amigas de la prepa, sacamos todas nuestras frustaciones mientras cantamos y nos divertimos mucho.
El domingo fuimos por Nicolás a casa de sus abuelos y decidimos salir a caminar a la calle y pasear al parque que se encuentra cerca de la casa de los abuelos. Mi pequeño disfruta mucho ir a los juegos, pero sobre todo ver a los otros niños jugar, correr y gritar... se siente incluído nada más de estar parado junto a ellos, es un ternurito. Entre sus actividades favoritas está subir y bajar varias veces por las escaleras de los juegos y lanzarse por la resbaladilla (como le decimos aquí en México al tobogán). Probamos subirlo al columpio y también lo disfrutó mucho. Finalmente, de regreso a casa se quedó profundamente dormido, la verdad yo también aproveché para echarme una siesta, porque después de la desvelada que nos aventamos ya no podía más.
Después de una siesta reparadora, le dimos de comer a Nicolás y nos fuimos a comer con los abuelos. También es una de esas actividades que nos gusta hacer el fin de semana. Por la tarde regresamos a casita y yo me puse a trabajar, nimodo así es esto.
Dándole la bienvenida al Otoño, se despide La Mamá de Nicolás.
